14 de octubre de 2013

Finalizando la berrea

Ayer al amanecer todavía berraban con cierta intensidad los machos de ciervo rojo Cervus elaphus en las cumbres de la Cordillera Cantábrica. Estamos ya en los últimos días de berrea, en los próximos días sólo se escucharán esporádicos bramidos, antes de que los machos se callen por completo hasta el año que viene y los montes recobren su silencio a la espera del invierno.





En este tramo final del período de celo, los machos jóvenes o con menor poderío físico, aprovechan el cansancio de los ejemplares dominantes para buscar su oportunidad de aparearse.




Más abajo en el hayedo se refugia el corzo Capreolus capreolus, cérvido de costumbres más tímidas y que busca el cobijo de la vegetación para pasar desapercibido. Con la llegada del otoño los corzos se agrupan en pequeños grupos, para volver a su vida solitaria en primavera.




El lobo ibérico Canis lupus signatus es el mejor regulador de las poblaciones de cérvidos, allí donde logra sobrevivir al brutal acoso que sufre por parte del hombre.




En el hayedo pude disfrutar con la observación de una pareja de picamaderos negro Dryocopus martius que se alimentaba y desplazaba junta por el interior del bosque en busca de comida. De pronto aparece en escena un gavilán común Accipiter nisus, se monta el revuelo de los arrendajos Garrulus glandarius, persecución en la espesura para a continuación hacerse el silencio absoluto. Al cabo de unos minutos regresa a la zona la pareja de picamaderos negro, que ha logrado sobrevivir al ataque del depredador alado. 

También en el bosque se ven ya los primeros ejemplares de zorzal alirrojo Turdus iliacus llegados desde Escandinavia, además de otras especies como trepador azul, herrerillo capuchino o agateador norteño. En las cumbres localizo un par de ejemplares solitarios de mirlo capiblanco Turdus torquatus, además de un bando de esta especie de una docena de ejemplares, volando hacia el sur. 

Los buitres leonados sobrevuelan los matorrales y pastizales subalpinos en busca de comida, mientras un zorro rojo Vulpes vulpes se oculta en el escobal.

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